Dado que la historia económica de la ciudad de Turín en el siglo XX se vio fuertemente marcada por las decisiones tomadas en la segunda mitad del siglo anterior, la imagen urbana actual debe gran parte de lo proyectado y realizado a las últimas décadas del siglo XIX. En 1864 Turín pierde su posición preponderante como capital de Italia y, con gran visión estratégica, el Gobierno Municipal se decanta por un nuevo futuro: la ciudad debe convertirse en la capital de la industria. El proyecto se pone en marcha con rapidez a través de ingentes proyectos de captación de inversiones industriales y beneficios fiscales, provocando la llegada masiva a la ciudad de habitantes del mundo rural. La ciudad debe dar respuesta a las emergencias surgidas como consecuencia del desarrollo industrial y del repentino crecimiento demográfico. Los instrumentos ideales para favorecer la puesta en marcha de estrategias urbanísticas e impulsar una mayor velocidad en los planes de modernización general de la ciudad se identifican con las iniciativas higiénico-sanitarias, sobre las cuales Turín, en aquellos años, es la protagonista. Son las medidas de los años ochenta, favorecidas por la Ley de Sanitaria de 1888 y por la instauración de una comisión municipal, las que desencadenaron: una serie de acciones que hirieron el antiguo esqueleto de la ciudad (como la apertura de las diagonales Pietro Micca y via IV Marzo), un nuevo interés por las condiciones de habitabilidad de las partes históricas de la ciudad, el crecimiento de barrios obreros foráneos fundidos con elementos agrícolas preexistentes, la construcción de chalés en nuevos barrios residenciales y programas puntuales derivados de exigencias higiénicas. Las operaciones urbanísticas y de construcción se orientan a través de nuevos conceptos de confort, sensibles a la relación directa entre enfermedad, ambiente y ciudad. La higiene hace su entrada en la ciudad condicionando todos los esquemas arquitectónicos: desde los passages, hasta los mercados, mataderos, albergues públicos, hospitales, edificios escolares, baños públicos y cementerios, entre otros. En tal contexto los aspectos higiénicos y sanitarios conexos a las instalaciones edilicias y a la infraestructura urbana y vial adquieren la misma relevancia de las cuestiones arquitectónicas, estéticas, estructurales y económicas.
La higiene hace su entrada en la ciudad. Saneamiento y forma urbana / Dameri, Annalisa; Stella, FEDERICA MARISANNA PALMIRA. - STAMPA. - volumen 1 Teoria, historia urbana y metodologias urbanisticas:(2018), pp. 75-83. (Intervento presentato al convegno ISUF-H 2018 II Congreso Internacional Ciudad y formas urbanas: perspectivas transversales tenutosi a Zaragoza nel 13-14 settembre 2018).
La higiene hace su entrada en la ciudad. Saneamiento y forma urbana
Annalisa Dameri;Federica Stella
2018
Abstract
Dado que la historia económica de la ciudad de Turín en el siglo XX se vio fuertemente marcada por las decisiones tomadas en la segunda mitad del siglo anterior, la imagen urbana actual debe gran parte de lo proyectado y realizado a las últimas décadas del siglo XIX. En 1864 Turín pierde su posición preponderante como capital de Italia y, con gran visión estratégica, el Gobierno Municipal se decanta por un nuevo futuro: la ciudad debe convertirse en la capital de la industria. El proyecto se pone en marcha con rapidez a través de ingentes proyectos de captación de inversiones industriales y beneficios fiscales, provocando la llegada masiva a la ciudad de habitantes del mundo rural. La ciudad debe dar respuesta a las emergencias surgidas como consecuencia del desarrollo industrial y del repentino crecimiento demográfico. Los instrumentos ideales para favorecer la puesta en marcha de estrategias urbanísticas e impulsar una mayor velocidad en los planes de modernización general de la ciudad se identifican con las iniciativas higiénico-sanitarias, sobre las cuales Turín, en aquellos años, es la protagonista. Son las medidas de los años ochenta, favorecidas por la Ley de Sanitaria de 1888 y por la instauración de una comisión municipal, las que desencadenaron: una serie de acciones que hirieron el antiguo esqueleto de la ciudad (como la apertura de las diagonales Pietro Micca y via IV Marzo), un nuevo interés por las condiciones de habitabilidad de las partes históricas de la ciudad, el crecimiento de barrios obreros foráneos fundidos con elementos agrícolas preexistentes, la construcción de chalés en nuevos barrios residenciales y programas puntuales derivados de exigencias higiénicas. Las operaciones urbanísticas y de construcción se orientan a través de nuevos conceptos de confort, sensibles a la relación directa entre enfermedad, ambiente y ciudad. La higiene hace su entrada en la ciudad condicionando todos los esquemas arquitectónicos: desde los passages, hasta los mercados, mataderos, albergues públicos, hospitales, edificios escolares, baños públicos y cementerios, entre otros. En tal contexto los aspectos higiénicos y sanitarios conexos a las instalaciones edilicias y a la infraestructura urbana y vial adquieren la misma relevancia de las cuestiones arquitectónicas, estéticas, estructurales y económicas.Pubblicazioni consigliate
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https://hdl.handle.net/11583/2713383
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